La sierra onubense se ha ganado un merecido puesto entre los destinos rurales más demandados de España. La conjunción entre pueblos típicos con tradiciones centenarias, cientos de kilómetros de senderos, monumentos de gran belleza y una gastronomía sin igual, es demasiada tentación para resistirse a ella. En este artículo recorremos algunos de los pueblos más bonitos de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, la mayor parte enclavados en el parque nacional del mismo nombre. ¿Te vienes con nosotros?
Comenzamos con el pueblo que le da nombre al parque natural, así como el que acumula un mayor número de servicios turísticos. Al ser el núcleo más poblado del norte de la provincia, Aracena es un magnífico punto desde el que explorar la región; dispone de hoteles y casas rurales con encanto, y un sinfín de restaurantes con los productos del cerdo ibérico como principal reclamo.
Además, destaca por su fascinante Gruta de las Maravillas, uno de los monumentos naturales más visitados de Andalucía, su castillo, el museo del Jamón o la plaza del Marques de Aracena, junto a la que se alza el siempre inmaculado Casino de Arias Montano.
¿Quieres saber más sobre Aracena? Te llevamos al contenido.
Imagen cedida por el Ayuntamiento de Aroche
Ya en el límite del parque natural que también lleva su nombre, Aroche es un pequeño pueblo encaramado en un cerro desde el que se contemplan unas preciosas vistas de la ribera del Chanza y las llanuras donde hace siglos hubo una próspera ciudad romana llamada Turóbriga.
En su perfil sobresale las almenas del castillo almohade del siglo XI que más tarde sería conquistado por los cristianos y que ahora alberga en su interior una peculiar plaza de toros. Un paseo por Aroche nos descubre una vasta historia en la que se han sucedido civilizaciones y moradores.
Descubre más sobre Aroche y su historia milenaria en este enlace
El mejor lugar para divisar el blanco caserío de Alajar y el perfil robusto de su iglesia parroquial es el mirador de la Peña de Arias Montano, uno de los lugares más emblemáticos de la sierra onubense, a apenas un par de kilómetros por una tortuosa carretera de montaña del núcleo urbano.
En Alájar, el tiempo parece detenerse. La tranquilidad de sus calles empedradas, sus coquetas plazas animadas cada fin de semana, el aroma de las chimeneas humeantes… Por no hablar de la acumulación de bares y restaurantes excepcionales que convierten a este pequeño pueblo en uno de los mejores lugares para comer una buena carne ibérica.
Mire desde donde se mire, Almonaster la Real ofrece imágenes de postal. Aunque aún es más espectacular si se decide subir al Cerro San Cristóbal, el punto más alto de la provincia de Huelva, con 891 metros. Desde aquí también se pueden ver las numerosas y encantadoras aldeas que se reparten por el municipio.
El pueblo se encuentra recostado sobre una colina en la que se alza una preciosa mezquita rural. Son pocas las que quedan en España, y aporta una idea de la importancia que tuvo este lugar para los árabes, que también aportaron su nombre a la villa. En esta parte superior se construyó más tarde una ermita cristina y una plaza de toros.
El auténtico balcón de la sierra. Si tenemos que describir este pueblo serrano con un adjetivo es el de pintoresco. Porque se enclava en una elevación del terreno que sirve de perfecto mirador de un horizonte ondulado que parece no tener fin.
Allá en lo alto, destaca su iglesia parroquial, del siglo XVI aunque levantada su una antigua mezquita. Y es que en el entramado urbano del pueblo es fácilmente identificable el pasado árabe del mismo, con sus callejuelas estrechas e imbricadas. Por la particularidad de su arquitectura, Zufre fue catalogado como Bien de Interés Cultural en 2002.
Conoce más a fondo sobre Zufre, el balcón de la sierra.
Es uno de los pueblos más pequeños de la sierra de Huelva, sin embargo pocos le ganan en encanto. Linares de la Sierra es una auténtica joya que ha sabido conservar la típica arquitectura serrana de sus casas, y hasta los curiosos llanos que se despliegan frente a sus puertas, dibujando elementos decorativos con teselas.
Es, además, un destino inigualable para senderistas, ya que desde aquí parten numerosos senderos que recorren las entrañas del ‘valle escondido’. El agua también tiene un protagonismo especial, por los tradicionales lavaderos y fuentes que se pueden encontrar en sus plazas. Tampoco se puede perder nadie su particular plaza de toros, ue la mayor parte del año ejerce las funciones de plaza del pueblo.
Ya hablamos de Linares de la Sierra en este artículo.
Es difícil pensar en Cortegana sin que te venga a la mente la imagen de su imponente castillo medieval. Y es que, a pesar de los ocho siglos transcurridos desde su construcción, su estado de conservación es envidiable. Por eso, ir a las Jornadas Medievales que se celebran cada año en el mes de agosto es como realizar un viaje al pasado, internarse en un cuento de caballeros y damas en apuros.
Pero Cortegana no es sólo su castillo. Sobresalen sus bonitas iglesias y un casco histórico con solera, de esos que gusta recorrer sin prisas, atendiendo a los pequeños detalles. Para los que quieran el contacto directo con la naturaleza, los alrededores son sensacionales.
Su nombre ya nos indica la trascendencia del agua en este pueblo. Y es que por el subsuelo de Fuenteheridos manan cauces y torrentes que riegan sus fértiles campos y brotan al exterior en la Fuente de los Doce Caños, en el centro del pueblo, junto a la pequeña plaza del Coso donde se arremolinan la mayor parte de comercios y restaurantes.
Desde cualquier punto de Fuenteheridos, declarado Conjunto Histórico-Artístico, se deja ver la bonita torre-campanario de la Iglesia Parroquial del Espíritu Santo, como si fuera una atalaya que domina todo el paisaje serrano circundante, caracterizado por sus bosques de castaños que invitan a perderse.
Nos gustó tanto Fuenteheridos que le dedicamos este artículo.
En el centro de geográfico de la Sierra de Aracena, este pueblo de nombre árabe con el bonito significado de ‘Valle de las Rosas’, también tiene una relación muy estrecha con la cultura del agua. De hecho, al igual que Fuenteheridos, cuenta con una fuente llamada de los Doce Caños, de la que nunca cesa de manar el agua.
El 6 de septiembre, se celebra aquí la fiesta de los jarritos, en la que todo el pueblo sale a las calles para empaparse con cubos (los más tradicionales con búcaros). También merece la pena conocer las dos aldeas del municipio, Las Chinas y Navahermosa, pequeñas pero preciosas.
Probablemente no haya un pueblo onubense tan popular en el mundo entero como Jabugo. La mayoría de esas personas nunca han estado en este lugar de la sierra de Aracena y Picos de Aroche, pero sí conocen el producto que lleva su nombre como sello de calidad; el jamón ibérico de bellota.
Como no podía ser de otro modo, uno de los grandes reclamos turísticos del pueblo es probar esta delicia gastronómica internacional, pero Jabugo cuenta con encanto suficiente para darse una vuelta por sus calles y descubrir el fantástico edificio de Tiro de Pichón, obra del arquitecto Aníbal González.
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Periodista y Doctor en Comunicación. Enamorado de Huelva, de sus pueblos, sus paisajes, su gastronomía y su gente. Y con un objetivo claro: hacer de mi tierra el próximo destino de mucha gente.
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Faltan pueblos emblemáticos por su urbanismo, monumentos y el encanto de sus alrededores como Castaño del Robledo y Valdelarco.