La provincia de Huelva es un auténtico paraíso para los amantes del senderismo y, en general, para todos aquellos que disfruten del contacto con la naturaleza. Cientos de caminos discurren entre parajes de contrastes pronunciados y de una belleza sin discusión, repartidos por todas las comarcas y por los numerosos espacios naturales protegidos.
Pero hoy en Habla de Huelva queremos centrarnos en una ruta concreta, un sendero que tras recorrerlo no tenemos dudas en afirmar de que se trata de uno de los más bonitos de la provincia de Huelva (y de Andalucía). Se ubica en el municipio de Calañas, en pleno Andévalo, y recibe el nombre de Molinos del Odiel por las ocho construcciones que podremos admirar a nuestro paso y que son el callado testigo de épocas pasadas y de los usos y costumbres practicados en ellas.
La ruta se puede iniciar desde cualquiera de sus dos extremos; el puente situado en el kilómetro 18 de la carretera A-478 que une Calañas con Zalamea, o bien en el área de descanso situada a pocos metros de la preciosa ermita de la Virgen de España y de Nuestra Señora de Coronada, en Sotiel Coronada. En total, son algo más de 12 kilómetros ida y vuelta que se recorren en unas 4 horas, pero existe la posibilidad de dejar el coche en alguno de los dos puntos, tal y como hicimos nosotros para poder dedicar más tiempo a contemplar los paisajes espectaculares que nos regala el sendero. También se puede hacer en bicicleta.
Comenzando desde el bonito puente arqueado de la carretera de Zalamea, lo primero que vemos es el curso ancho del Odiel y su cambiante color, que varía entre verdes brillantes y cobrizos teñidos por los minerales, dependiendo de las lluvias registradas en los días anteriores. Prácticamente en toda la ruta no lo perderemos de vista ni dejaremos de escuchar su rumor constante, caminando por su flanco derecho y siguiendo las curvas que emprende en su camino por las entrañas de la provincia de Huelva hasta desembocar en su ría.
El sendero no presenta dificultades técnicas, por lo que cualquier persona, incluido niños, puede disfrutar de un recorrido bien señalizado que en su primera parte nos permite ver de cerca los antiguos molinos, como los del Batán, construidos en un emplazamiento de excepción junto al río. Estos, que tienen su origen en los siglos XVIII y XIX, utilizaban la fuerza del caudal como fuente de energía para moler cereales y obtener harina. Aunque por los restos arqueológicos encontrados en la zona, es muy posible que se empleara esta técnica desde épocas anteriores, lo que supone una magnífica muestra etnológica de esta comarca de Huelva.
A medida que avanza la ruta, la vegetación crece en torno al camino, se suman al Odiel arroyos de un intenso color rojo que en épocas de lluvias crean pequeñas cascadas, y se hacen visibles los vestigios del pasado minero. Toda esta región fue explotada desde mediados del siglo XIX, y aunque ya sólo se encuentran activas las minas de Sotiel Coronada, son muchas las huellas que surgen en el camino.
Un ejemplo son los restos del puente de 126 metros de largo 19 de alto que cruzaba sobre el Odiel para conectar las minas de El Tinto-Santa Rosa y Sotiel. Fue construido a principios del siglo XX por la compañía The United Alkali Company Limited y de él quedan aún en pie los cinco grandes pilares de mampostería que sujetaba la estructura de hierro superior, desaparecida tras ser desguazada en 1942, cuando la actividad de la empresa y la zona había cesado.
A partir de nuestro paso junto a los pilares del puente, el sendero sigue las vías del antiguo ramal del ferrocarril que transportaba el mineral hacia Sotiel, donde seguía su camino hasta San Juan del Puerto. A nuestro paso, una vez cruzado un bosque de pinos junto al que se conservan antiguas teleras (se utilizaban para calcinar mineral de cobre) el paisaje comienza a ofrecer vistas del corazón de la tierra, con espacios abiertos en canal por el río Odiel.
Los tonos rojizos, violetas y ocres le ganan terreno al verde en panorámicas que parecen de Marte. Se suceden las antiguas construcciones abandonadas, cortas imponentes, puentes semiderruidos y pequeñas lagunas de color rubí de la zona minera de Santa Rosa. Un paisaje único en el mundo que no nos cansamos de admirar y que lo tenemos muy cerca.
Una vez retomado el flanco derecho del río nos acercamos a nuestro destino, el área de descanso adosada a las dos ermitas cercanas, que ponen el broche final perfecto a una ruta senderista repleta de contrastes y vistas de película. El sendero de los Molinos del Odiel es un imprescindible a todos los que visiten Huelva, y por supuesto, para todos los onubenses que aún no conocen lo que tienen en su tierra.
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Periodista y Doctor en Comunicación. Enamorado de Huelva, de sus pueblos, sus paisajes, su gastronomía y su gente. Y con un objetivo claro: hacer de mi tierra el próximo destino de mucha gente.
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[…] de historia. En su municipio, limitado al sur por las aguas del Tinto y al norte por las del Odiel, y muy cerca de Huelva capital, numerosos vestigios de diferentes épocas nos permiten conocer […]